El cáncer se produce por una proliferación celular incontrolada. Por ello, todos los cánceres son genéticos. Sin embargo, en aproximadamente el 10% de los casos, estas alteraciones se producen debido a mutaciones heredadas al nacer (línea germinal). Los otros nueve de cada diez casos se producen, según las evidencias científicas de las que disponemos hoy, por daños en nuestro código genético (genoma), que se producen a lo largo de la vida, lo que llamamos cáncer esporádico.
Es fundamental que los pacientes con antecedentes familiares o personales de cáncer sean evaluados y, en base a los criterios de la guía de la National Comprehensive Cancer Network (NCCN), sean derivados al servicio de Oncogenética. En general, los criterios para remitir a un paciente al servicio de Consejo Genético son los antecedentes de varios casos de cáncer en la misma familia, un paciente con cáncer a una edad más temprana de lo habitual y un paciente con múltiples tumores de distinto origen o bilaterales.
En el asesoramiento, el genetista presentará una de las herramientas fundamentales en esta evaluación del riesgo, que es el test genético. Mediante el análisis molecular del material genético del paciente, el ADN, obtenido de la saliva o la sangre, podemos verificar el perfil mutacional del paciente.
Y lo que parecía sólo una promesa hace unas décadas es ahora una realidad. Cualquier persona, en la que se sospeche una mutación en la línea germinal, puede acceder ahora a las pruebas de mapeo genético, que se han vuelto más precisas con el tiempo, con los avances científicos y tecnológicos de la genómica; además de ser comercialmente más baratas. El análisis del genoma completo (exoma), por ejemplo, cuesta menos de mil dólares y tarda unas semanas en ser secuenciado y analizado.
La posibilidad de evitar la transmisión de enfermedades genéticas a las siguientes generaciones también es ya una realidad. El procedimiento se realiza mediante una fecundación in vitro (FIV) y un análisis genético PGT-M de los embriones generados por la pareja antes de su transferencia al útero materno con el objetivo de prevenir el paso de la mutación genética que aumenta el riesgo de manifestación de un cáncer de origen hereditario.
Aunque ya no es necesaria una orden médica para realizar las pruebas, el consejo genético, realizado por un biomédico, biólogo y/o médico, es una herramienta importante para que el paciente comprenda y tome decisiones antes de realizar estudios y tratamientos, además de ayudar con las posibles opciones para los siguientes pasos. Conocer cómo nuestro genoma porta datos que la ciencia ya puede traducir, nos permite disminuir los riesgos de desarrollar enfermedades de base genética, y comprender mejor la relación de nuestro ADN con nuestra salud y bienestar, incluso datos sobre los orígenes de nuestros antepasados.
Descubrimientos de ADN
Es curioso recordar que antes de los recientes descubrimientos, cerca del 98% del ADN se consideraba «basura», porque no contenía genes y la ciencia no conocía su función. Hoy en día, una parte de este mal llamado «ADN basura» tiene un alto impacto en todo el funcionamiento del organismo y de las células.
Ante un escenario científico prometedor, la oncología ha obtenido excelentes resultados con las pruebas genéticas para el control de la progresión del cáncer. Ya es posible investigar si existe alguna predisposición hereditaria que aumente el riesgo de desarrollar algunos tipos de tumores. La «lectura» puede ser exhaustiva y requerir una comprensión compleja del alcance de los riesgos hasta los cambios en las medidas de prevención, detección y tratamiento, que también pueden implicar a los familiares cercanos.
Las pruebas genéticas, realizadas a partir de una muestra de sangre o saliva, también muestran cambios que pueden estar asociados a más de un tipo de tumor. Es el caso de la mutación del gen BRCA2, que, además del cáncer de mama, aumenta el riesgo de padecer cáncer de ovario, próstata y páncreas. A partir de esta información, el médico puede definir un protocolo de cribado y, si el paciente desarrolla un tumor, las posibilidades de detectarlo en una fase temprana son mucho mayores. El tratamiento es menos invasivo y con posibilidades de curación cuanto antes se haga el diagnóstico.
Diagnóstico precoz
Según el estudio Globocan, realizado por el CIIC, la rama de investigación del cáncer de la Organización Mundial de la Salud (OMS), sólo en 2020 el cáncer de mama fue el más diagnosticado, afectando a 2,26 millones de personas en todo el mundo. Muchos en etapas más avanzadas. El asesoramiento genético oncológico puede ayudar a disminuir esta cifra, a la luz de las pautas de los riesgos hereditarios, y es posible adoptar medidas de prevención.
El diagnóstico ayuda a comprender que no en todos los casos será necesario operar para extirpar las mamas de forma preventiva, pero es una alternativa. Las pruebas de cribado disponibles para el cáncer de ovario no se consideran tan eficaces como las del cáncer de mama, e incluso con el cribado, el diagnóstico puede realizarse en una fase avanzada. Los médicos advierten que hay que tener en cuenta la edad de la paciente y el riesgo, si es alto, se recomienda una cirugía preventiva para extirpar el ovario.
Para entender cómo se realizan las pruebas, es necesario conocer los paneles genéticos que analizan completa y simultáneamente la región codificante de varios genes relacionados con una o varias afecciones específicas, con el fin de buscar variantes presentes en estos genes que puedan estar relacionadas con las características clínicas del paciente.
Actualmente, los análisis se realizan en paneles con una cantidad de genes que varía de uno a otro: uno puede estar dirigido al cáncer de mama, por ejemplo, otro para evaluar la propensión al cáncer colorrectal o un panel ampliado que analiza varios genes para varios tipos de tumores. La indicación de la prueba dependerá del paciente y de los antecedentes familiares.
Indicación para familiares cercanos
Para cada familia, es necesario realizar una evaluación específica y considerar los tipos de tumores que han afectado a la persona. Durante una consulta de asesoramiento genético oncológico, el médico identificará la edad del paciente y de sus familiares, la relación entre los afectados para determinar el riesgo hereditario de desarrollar un carcinoma.
La ciencia, sin duda, está en camino de descubrir las mejores formas de identificar las alteraciones asociadas al riesgo tumoral, lo que permite cada vez más avances en medicamentos y tratamientos que dan esperanzas de una vida más larga y saludable.
Volviendo a los criterios de la NCCN, el síndrome de cáncer de mama y ovario hereditario, las principales indicaciones para las pruebas genéticas son los casos en los que hay:
- Una o más mujeres son diagnosticadas de cáncer de mama a los 45 años o menos o cada mujer que es diagnosticada de cáncer de ovario a cualquier edad.
- Una o más mujeres son diagnosticadas de cáncer de mama antes de los 50 años con un historial familiar adicional de cáncer, como el de próstata y páncreas.
- Existen cánceres de mama y/o de ovario en varias generaciones del mismo lado de la familia, como por ejemplo, tener una abuela y una tía por el lado paterno diagnosticadas con estos tipos de cáncer.
- A una mujer se le diagnostica un segundo cáncer de mama en la misma o en la otra mama o tiene tanto cáncer de mama como de ovario.
- A un familiar varón se le diagnostica cáncer de mama.
- Hay antecedentes de cáncer de mama, cáncer de ovario, cáncer de próstata y/o cáncer de páncreas en el mismo lado de la familia
- Tener ascendencia judía Asquenazi.